Mi pensar no tiene una lengua materna y es sólo una sucesión de traducciones, de desplazamientos, de adaptaciones a condiciones cambiantes.

domingo, 23 de octubre de 2011

EL VINO



Dios sólo hizo el agua, pero el hombre hizo el vino.
VICTOR HUGO



Disfrutar de un caluroso atardecer otoñal, en medio de los viñedos tardíos, del aroma de las uvas sobremaduradas, llenando la boca de acidez de su piel gruesa que oculta la pulpa golosa, es todo un salmo a la encarnación venidera de la vid: el vino. Esa esencia efímera que evoluciona entre el mosto y el vinagre es el paradigma de la civilización, ligada intensamente a las culturas que han sido capaces de domesticar las cepas salvajes y a las personas dispuestas de amaestrar sus emociones.
No en vano disfrutar del vino implica las mismas sensibilidades que hacen vibrar escuchando un concierto o leyendo un buen libro o, lo que es lo mismo, necesita un proceso de cultivo, necesita llegar a ser culto. No será capaz a ello quién entiende la pasión como desenfreno o ha reducido su existencia al sometimiento a las reglas autoimpuestas y anacrónicas normas sociales.
Saborear el momento del sol de ocaso, de los ribetes dorados en la copa, del aire rebosante de dulzor, de las lágrimas densas sobre el cristal...
Y luego llega el momento de la verdad, en la nariz y en la boca, de lo que es. La promesa se torna en  realidad y hay que catarla asumiendo la responsabilidad por elegir el momento del descorche.



jueves, 7 de julio de 2011

VERANO

Acabo de llegar al pleno verano de Madrid. Feo, asfixiante, sucio.
El vibrante verde y el mundo de relieves bajo el sol del profundo hemisferio sur parecen un cuento inverosimil aquí, en esta tierra de tonos uniformes, descoloridos, cansados.
Sufridos despertares para llegar a los agobiantes ocasos.
La época improductiva fisicamente e intelectualmente.
La cultura de siesteo que aborrezco tanto.
Vuelvo la mirada a dos semanas atrás para consolarme con los húmedos atardeceres de los días más cortos del año.
El atardecer en Ross, Tasmania.
La luz efímera, burlandose de los elementos, ofrece estos momentos insólitos de una poderosa sensación de belleza, doblando lo mundano en lo extraordinario, permitiendo que por un instante impere lo impredecible, deseado e inalcanzable.

domingo, 22 de mayo de 2011

SER GATO EN AMSTERDAM


Un hermoso felino reposado sobre la mesa, entre las rodajas de tomate, el pan, el jarrón con los tulipanes... Espiar a través de las ventanas se torna una indecencia inevitable. Los enormes ventanales, desnudando con toda la claridad el interior de las habitaciones, dejan penetrar las miradas hasta en los detalles más íntimos de la cotidianidad, escarbar entre los libros abiertos sobre las mesas, remover las sombras bajo las lámparas, rebuscar en los fregaderos y entre las arrugas de las camas deshechas. Me siento cohibida por la moralidad cristiana que pone en evidencia al que se siente avergonzado por mirar y no a quién no se esconde detrás de las cortinas.

Lo que nos hace diferentes es el lugar donde nos ha tocado aprender a convivir en el mundo.


El desafío ante la escasez del espacio vital lleva al ingenio y unas formas de organizar la convivencia que sitúa a los holandeses en la vanguardia de la respetuosidad y cortesía.








El porche impoluto y un gato sentado delante de las puertas de una casa flotante dan entrada a un singular albergue gatuno. Manera ciertamente exclusiva para vivir. Exclusivamente para los gatos callejeros.

Espero que en una de sus siete vidas mis gatos transiten por esos parajes.

domingo, 10 de abril de 2011

PROYECTANDO REALIDADES

...fotografiando.

Entre el aburrimiento y la fascinación.
La fotografía permite que lo más mundano deviene insólito.
Encauzar la mirada a través del objetivo es una forma de actuar sobre la realidad.
Enfocar, reconducir, recrear.
La mirada performativa se plazma en una inmediatez palpabe, una ilusión de poder.
Puedes afirmar: los UFOs existen.

martes, 1 de marzo de 2011

GIORDANO BRUNO


El 17 de Febrero de 1600, tras ocho años de prisión y tortura, Giordano Bruno es quemado vivo en el Campo dei Fiori (Roma). Una cruz, formada por dos pinchos que atraviesan su lengua y sus labios, impide que el filósofo se dirija a la multitud mientras es conducido a la hoguera.

En la sombra de su encapuchada estatua un grupo de curillas se lo pasa alegremente.


La modernidad empezó con una hoguera, sin antes sentenciando al quién se atrevió con el oscurantismo como herético impenitente, pertinaz y obstinado.
Desgraciadamente, la Iglesia nunca se ha disculpado por ejecutar a Bruno. Tal vez, algunas herejías todavía son muy peligrosas para perdonarlas, a pesar de sus méritos científicos. La modernidad sigue siendo la asignatura pendiente de esa institución criminal, mientras sus numerarios disfrutan del universo luminoso de la plaza, sólo posible en un mundo que permita un pensamiento creativo y un espíritu crítico libre.

En un experimento mental, Bruno se imaginó alejarse de la tierra y yendo hacia la Luna, esta se hacia cada vez más grande y la Tierra empequeñecía. Desde la Luna, la Tierra parecía el satélite. Si Bruno hubiese ido todavía más allá, hubiera podido ver la Tierra y la Luna como meros polvillos esparcidos en un Cosmos Infinito.

La cuestión tan crucial como distinguir entre la apariencia de las cosas y la cruda realidad sigue pisoteada al otro lado de Tevere, en el Vaticano.
Cuatro siglos después de la muerte en la hoguera, el Vaticano deploró su veredicto contra el filósofo, pronunciado por la Inquisición, calificándolo como "un triste episodio de la historia cristiana moderna". No obstante "el profundo pesar de la Iglesia por esa muerte atroz" y la rehabilitación del Bruno-teólogo no van acompañados con el reconocimiento de su sabiduría, "incompatibles con la fe cristiana". Paradojas vaticanas. Pero esos curillas pasándolo bien alrededor de una mesa en la plaza dónde tuvo que morir el filósofo, dan razón a Bruno.



La Piazza Campo dei Fiori es una plaza colorista, animada por la diversidad, acogedora e incluyente. Su historia es igualmente pintoresca. Desde un prado con vistas al Pompeyo, pasando por ser un barrio de posadas y burdeles con los cuales tuvo que ver el Papa Borgia Alejandro VI, ahora es un punto de encuentro entre los residentes y la variopinta clientela extranjera.


Todo lo contrario de la prepotente Piazza de San Pietro, con la grotesca fila india de los rebaños que acuden allí esperando su momento de gloria al conseguir las entradas a los aposentos papales.
Cada paso que les acerca a las puertas de la Basílica les borra los rasgos de animación y espontaneidad.
Para mí, el pasaporte a la gloria, es el deleite de la profundidad de los rojos en la copa del magnífico vino rosso degustado en la plaza de Bruno. Esta es la papeleta que admito comprar para acceder a su universo infinito; él que se construye desde el saber y la ficción.

sábado, 5 de febrero de 2011

DOMINAR EL MUNDO CON LA MIRADA O LA DEMOCRATIZACIÓN DEL TURISMO

Colas de varias horas para entrar en el Museo del Louvre, paciencia infinita requerida para moverse por las salas de Prado, misión imposible para visitar los Museos Vaticanos.
Avanzamos...
Se puede recorrer el mundo con la mochila al hombro. Los jubilados ociosos tienen facilidades para matar su aburrimiento. Los vuelos de bajo coste trasladan a casi cualquier lugar a todos esos que van detrás del anhelo de escapar de su triste cotidianidad.
Vivir el simulacro de viajar. Viajar para experimentar el simulacro de vivir.
Esta es la primera ilusión del turista: el movimiento. Claro, el destino, el medio del transporte, el rótulo del producto turístico determinan estructuralmente la autoestima del viajero y su percepción del otro.
El vive su viaje por adelantado, va viendo las imagen que le esperan y espera verlas tal y como las ha visto desde su sofá. Si no es así es la decepción que origina las quejas, que el hotel de cinco estrellas no se merece tal calificación, que las carreteras son malas y los nativos poco 'educados'.
Y si la realidad se sale mucho del marco esperado, esto ya es problema de seguridad.
En realidad el turista nunca sale de su casa.
Los mismos aeropuertos, las mismas cadenas hoteleras, los mismos autobuses y los servicios estandarizados de la misma agencia. La satisfacción pomposa, su desprecio tranquilo y paternalista disfrazado con un entendimiento benevolente de que 'son tan pobres', su aceptación de la distribución de los roles que le favorece, quedan grabadas, reveladas y examinadas en todas esas fotografías en las que el turista da la espalda a lo que le rodea. Uno delante del templo, la otra con las cataratas detrás. El turista es el que tapa las cosas, el que está siempre por delante. Como su mirada, performativa en el sentido que determina la conducta los otros, meros figurantes en el escenario de su trayecto.
Los destinos turísticos vendidos en el mercado sufren el proceso de la conversión en Parques Temáticos de si mismos. Los monumentos, los museos, los zocos que venden las mismas bastardas artesanías fabricadas en Taiwán están al servicio de los requerimientos del turismo de masas.
¿Qué busca esa pequeña y mediana burguesía occidental que contrata viajes organizados con grandes agencias? ¿A qué se debe esa incontinencia turística?
El desplazamiento espacial, según Levi-Strauss, es un desplazamiento en escala social, o su simulacro. Aunque el desplazamiento espacial sea el único que experimente el turista, la sensación de salirse del marco cotidiano le aporta un aire de relevancia. Se sale de él para enseguida dejarse arrastrar por la dinámica gregaria del viaje organizado, sentir la infantil experiencia de comunidad. Conducido, guiado, disfrazado y alimentado en grupo experimenta la felicidad de rebaño que a la vez aspiraba dejar por unos instantes.
Viaja para volver contento, para vivir los momentos felices mirando las fotos del viaje. Aquí está él, en el primer plano.

jueves, 20 de enero de 2011

POR QUÉ

(...) Si estuvieses diseñando un organismo para que se cuidase de la vida en nuestro cosmos solitario, para controlar hacia dónde va y mantener un registro de dónde ha estado, no deberías elegir para esta tarea seres humanos.

El libro de Bill Bryson, "Una breve historia de casi todo", contiene una lección muy importante. Como él mismo dice: (...) esa lección es que somos terriblemente afortunados por estar aquí...y en el somos se incluyen todos los seres vivos. Nosotros lo somos doblemente ya que en el privilegio de nuestra existencia está incluida la capacidad de apreciarla y transformarla. El camino de mejorarla, no obstante, sólo acabamos de indagar.
Hasta el momento e, igualmente, con fuerza al día de hoy, los dogmas siguen determinando nuestro transitar mundano, creando el delirio de la eternidad y grandeza de la humanidad.
Son tantos los que hacen el suyo el adoctrinamiento de acuerdo con el nefasto
«Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra», Génesis 1:26-28.

Y mientras tanto la alianza perversa entre los humanos y los que no se llaman así, continua, a pesar de que los asesinos y los salvadores se situan al mismo lado.

martes, 18 de enero de 2011

EN AZUL

Una reproducción de Cat and Crab on the Beach, de Picasso.



El encuentro visual singular y cotidiano a la vez. Contemplado desde mi mesa de trabajo, impone con su presencia el color de mi perspectiva.
A primera vista parece una acumulación caótica de objetos y alimañas. Cada una de las pequeñas unidades que componen el cuadro obedece a unas reglas espaciales propias, es un entrecruzamiento ciego de confluencias. Las relaciones entre ellas resultan irracionales, creando un universo de las incoherencias. Y nada es como parece. Se impone la necesidad de establecer unos horizontes particulares pese a una tonalidad común.
Nuestra simultaneidad espacial es un simulacro de convivencias, una integración de situaciones discordantes, una liquidez.
Desde el punto de vista del crab el cat es irreal. Ambos desmienten recíprocamente su solidez. A pesar de que se miran, los ejes de su visión no confluyen de acuerdo con las reglas de coordenadas espaciales.
Sólo un delicado equilibrio de las innumerables fuerzas que se entrecruzan en innumerables ángulos puede suministrar una apariencia de unidad. Tal vez sea ésta la única clase de orden que se puede alcanzar en las relaciones sociales y en el manejo de las contradicciones que les son inherentes.
La tierra es azul sólo para los ojos de los satélites.

viernes, 14 de enero de 2011

ELOGIO DE LOS SENDEROS CONFUSOS

Es muy bueno tener raíces, mientras uno pueda llevarlas consigo.
GERTRUDE STEIN

Casi con exactitud puedo predecir la siguiente pregunta, después de decir mi nombre, en un acto de presentación. ¿De dónde vienes? Que nauseabundo proceder de entablar una conversación. El acento, el color de los ojos, la forma del trato; necesitan ser encajonados dentro de un sistema clasificatorio.
Y luego vienen los encadenamientos, asociaciones, estereotipos: figuraciones ficticias, arbitrarias, ignorantes en la mayoría de los casos.
Pese a toda la 'apertura' y el cosmopolitismo, el encasillamiento tribal es un recurso preliminar en las interacciones cotidianas.
Raramente ocurre en los encuentros corrientes que aflore una sensibilidad dispuesta a rebasar las fronteras del primitivismo clasificatorio, ofreciendo una sincera empatía, sin el lastre de los apriorismos.
Los dogmatismos situacionales y acerca del otro nos encierran en un agujero de ilusiones que no hacen más que obligarnos a seguir las estelas semánticas preestablecidas. Humpty Dumpty es explícito en este sentido: una vez en el agujero y recorriendo el País de las Maravillas axiomáticas, al menos conviene tener presente quién está al mando de la situación.